Saltar al contenido

Microbiota y energía diaria: el hábito sencillo que multiplica tu productividad

Reflexión inspirada en Diario de un CEO — Steven Bartlett, Empresa activa (2024)


Una lección que empieza con un donut

Imaginad un lunes cualquiera: el ascensor huele a café recalentado y los fluorescentes zumban. Laura y Marcos, compañeros inseparables desde la universidad, revisan en silencio el mismo informe de ventas.

Laura, disciplinada, desayunó un smoothie verde antes de salir de casa; Marcos, preso del estrés y la ansiedad, engulló dos donuts glaseados mientras conducía a la universidad.

Laura sostiene la mirada de forma calmada, mientras el aire a café frío apenas la despeina. Marcos, en cambio, no puede evitar el temblor frenético de su pierna; 

nota el subidón de azúcar y, al poco, la típica pesadez mental: la cabeza se nubla y las ideas se vuelven lentas. Antes de que la primera alarma del móvil vibre sobre la mesa, Laura firma la su propuesta final; Marcos bosteza y se sorprende a sí mismo rebuscando, casi de forma automática, otra tentación dulce en el cajón.

Vista panorámica de una sala de ordenadores universitaria iluminada con fluorescentes: filas de pantallas, taza de café  derramado y un donut mordido en primer plano. A la izquierda, una silueta femenina de espaldas (Laura) revisa tranquila su portátil; a la derecha, una figura masculina ladeada (Marcos) con hombros caídos, una mano apoyada en la frente y migas sobre el teclado. La escena transmite contraste entre orden y caos sin mostrar rostros frontales.

Laura, sin embargo sube su archivo PDF definitivo al campus virtual con media hora de anticipación a la finalización del plazo, Marcos pestañea y ve, con un nudo en el estómago, que su proyecto sigue en borrador: faltan las gráficas clave y la bibliografía. Quedan menos de veinte minutos y el escritorio es un campo de batalla: migas pegadas, papeles torcidos, café derramado.

El reloj digital del aula parpadea 09:15. La entrega cerraba a las nueve en punto. La somnolencia le aplasta los párpados mientras el pánico le sube por la garganta.Una ola de calor le inunda el cuerpo y… click; pulsa Enviar → con la última esperanza. El campus virtual responde fríamente: «Entrega fuera de plazo».

La profesora entra con paso firme. Pregunta si alguien ha quedado sin entregar. Marcos levanta la mano; su voz se atasca en la garganta. Ella revisa la pantalla, ve el sello rojo «No admitido» y dicta: «Trabajo no evaluable por retraso».

El silencio se vuelve sepulcral. Marcos, somnoliento, siente que la habitación da vueltas. Sus compañeros apartan la mirada mientras él recoge la carpeta donde aún reluce la miga de donut, símbolo pegajoso de aquella decisión impulsiva.

Steven Bartlett insiste en que las grandes victorias se deciden en gestos diminutos — la mano que elige un smoothie en lugar de un donut, el clic que envía un proyecto a tiempo o lo condena al olvido. Esos pequeños actos son, en realidad, combustible metabólico: la energía diaria se fabrica primero en el intestino.

Por qué un CEO se obsesiona con su salud

En Diario de un CEO, Steven Bartlett confiesa que empezó a registrar su nivel de energía como si fuera una métrica financiera más: cada mañana anotaba un número del 1 al 10 y, al final de la semana, comparaba esas cifras con el diario de hábitos que llevaba en paralelo. ¿El patrón? Los días que dormía al menos siete horas, hacía un entrenamiento ligero —nunca agotador— y comía “green, lean & clean” (verde, magro y limpio) su energía rozaba el 9. Si la cena se convertía en pizza de madrugada o si acumulaba tres cafés azucarados, su energía se desplomaba al 4.

Cuando miramos este hallazgo con las gafas de la microbiota todo encaja: un desayuno rico en fibra y polifenoles alimenta bacterias que producen butirato —ese ácido graso que calma la inflamación y mantiene la mente enfocada—, mientras que una avalancha de ultraprocesados anima a las bacterias oportunistas a fabricar citoquinas proinflamatorias. El resultado práctico se traduce en la agenda: un CEO con butirato decide estrategias; un CEO con niebla mental reacciona tarde y mal.

Bartlett ilustra que la cuenta bancaria de la energía se llena con pequeños ingresos diarios—no con un ingreso extraordinario. Cambiar un donut por un smoothie parece insignificante, pero multiplicado por 365 desayunos inclina el gráfico de rendimiento igual que un interés compuesto. Esa misma lógica rige tu microbiota: la flora no se rehace con una ensalada aislada ni se arruina por un capricho puntual; es la constancia —o la falta de ella— la que decide qué bacterias acaban dominando tu intestino y, por extensión, tu mente.

La microbiota: tu consejo de administración interno

Imagina por un momento que los 100 billones de bacterias que habitan tu intestino son directivos en una mesa redonda. Cada decisión que toman —producir butirato, sintetizar serotonina o inflamar tejidos— afecta a tu balance de energía, concentración y estado de ánimo. Cuando las nutres con fibra, polifenoles y fermentados, esas “ejecutivas” trabajan a tu favor; cuando las bombardeas con ultraprocesados y estrés crónico, se rebelan.

Alimentos que tu microbiota adora

CategoríaEjemplosPor qué benefician
Fibra soluble (prebiótica)Avena integral, semillas de chía, linaza molida, alcachofa, espárragos, plátano verdeFermentan y generan AGCC (butirato) que reducen inflamación
Verduras crucíferasBrócoli, kale, coliflor, repollo, rúculaSulforafano + fibra que favorecen Bifidobacterium
LegumbresLentejas, garbanzos, alubias negrasRicas en almidón resistente, alimento para Roseburia y Faecalibacterium
Frutas ricas en polifenolesFrutos rojos, granada, uvas, manzana con pielPolifenoles que “fertilizan” bacterias beneficiosas
Alimentos fermentadosYogur natural, kéfir, chucrut, kimchi, misoAportan cultivos vivos + ácidos orgánicos
Granos integralesQuinoa, trigo sarraceno, arroz integral enfriadoAlmidón resistente tipo III después de enfriar
Grasas omega‑3Salmón, sardina, chía, nuezModulan perfil inflamatorio y mantienen mucosa intestinal
Especias antiinflamatoriasCúrcuma, jengibre, canela de CeilánPolifenoles y aceites que reducen citoquinas proinflamatorias

Imagina que esos microbios son un consejo de administración: si los nutres con fibra y polifenoles, rinden para ti; si los alimentas con ultraprocesados, sabotean tu jornada.

Mide tu punto de partida

  1. ⚖️ Calculadora IMC — Conoce tu rango de peso saludable → https://cuisanova.com/calculadora-imc/
  2. 📊 Calculadora de Macros — Descubre cuánta proteína, carbo y grasa necesitas → https://cuisanova.com/calculadora-macros/

No se trata de trabajar más horas, sino de proteger la energía que hace que esas horas cuenten. Cuida tu “consejo de administración” intestinal con la misma disciplina con la que un CEO revisa sus métricas y tu productividad —y tu bienestar— se dispararán.

cookies